Entendemos como apego a:
“Una vinculación afectiva intensa, de
carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos personas, por medio
de una interacción recíproca. No se
trata de un sentimiento inmaterial, sino de conductas observables que comienzan
de manera refleja.”
Para
poder basarnos de mejor manera en este concepto, utilizaremos a tres autores
los cuáles nos hablan acerca de esta teoría, ellos son: John Bowlby, Mary D. Saslter Ainsworth y Mary Main.
¿Qué tan importante resulta el apego dentro
de nuestros niños?
El apego es algo primordial del desarrollo
del niño, es
el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres o cuidadores en
algunos casos y que le proporciona la seguridad emocional para un buen
desarrollo de la personalidad. Este se genera directamente y de manera muy importante
con la madre, será ella el principal vínculo para generar algún tipo de
relación e interacción.
Por lo tanto el apego proporciona la
seguridad emocional del niño: ser aceptado y protegido incondicionalmente. Este
planteamiento también puede observarse en distintas especies animales y que
tiene las mismas consecuencias.
John Bowlby postula lo siguiente: “El bebé nace con un repertorio de conductas
las cuales tienen como finalidad producir respuestas en los padres: la succión,
las sonrisas reflejas, el balbuceo, la necesidad de ser acunado y el llanto, no
son más que estrategias por decirlo de alguna manera del bebé para vincularse
con sus papás. Con este repertorio los bebés buscan mantener la proximidad con
la figura de apego, resistirse a la separación, protestar si se lleva a cabo
(ansiedad de separación), y utilizar la figura de apego como base de seguridad
desde la que explora el mundo.”
Con esta recopilación los bebés buscan
mantener la proximidad con la figura de apego, en lo posible resistirse a la
separación, protestar y/o reclamar si se lleva a cabo, y utilizar la figura de
apego como base de seguridad desde la que explora el mundo, la ausencia de una
figura que les genere apego, podría fácilmente provocar un vacío en el
desarrollo del niño.
La madre siempre será el primer contacto
tanto visual como kinestésicamente con el niño, por lo tanto será ella la
encargada de entregarle seguridad y protección en cuanto el bebé se lo pida de
acuerdo a sus necesidades.
Un tiempo después Mary Ainsworth en su
trabajo con niños en Uganda, encontró una información muy valiosa para el
estudio de las diferencias en la calidad de la interacción madre-hijo y su
influencia sobre la formación del apego.
Ainsworth encontró tres patrones principales
de apego:
1) Niños de apego seguro
que lloraban poco y se mostraban contentos cuando exploraban en presencia de la
madre (apego seguro)
2) Niños de apego inseguro, que lloraban
frecuentemente, incluso cuando estaban en brazos de sus madres. (apego
inseguro)
3) Niños que parecían no mostrar apego ni
conductas diferenciales hacia sus madres. Estos comportamientos dependían de la
sensibilidad de la madre a las peticiones del niño.(apego inseguro-ambivalente)
Considero importante dar una visión respecto
a estos tres tipos de apego.
El apego seguro, claramente queda demostrado
cuando la persona que cuida demuestra cariño, protección y atención a las
necesidades que el bebé le está dando a conocer, lo que genera en el niño un
concepto de sí mismo positivo y sentimiento de confianza en él. En cuanto al
apego inseguro, hablamos de este cuando la madre y/o el padre no responden de
manera adecuada a las necesidades básicas del niño, generalmente puede que los
padres hayan tenido problemas durante su infancia y estos se ven reflejados
como un sentimiento de rechazo hacia sus propios hijos, esto traerá serios
conflictos cuando el niño ya sea más grande, puesto que evidentemente no se ha
generado ni desarrollado la confianza en él, llevando esto a que tampoco genere
confianza en sí mismo. Y por último tenemos el apego inseguro-ambivalente, este
tipo de apego consiste en que los padres de repente responden a las necesidades
de sus hijos y otras veces no. Para el niño este tipo de situación le genera
una incertidumbre, en el sentido de que no sabe cuándo y cómo vendrá su madre a
cuidarlo y a responder a sus necesidades.
Debemos tener en cuenta, como ya se ha repetido
en reiteradas ocasiones, que es sumamente necesario generar un apego seguro, de
esa forma estaremos contribuyendo en un buen desarrollo psico-social del niño.
Tiempo después aparece Mary Main (discípula
de Mary Ainsworth) quien desarrolla lo siguiente: “Main Desarrolla la Entrevista de Apego para Adultos para investigar
como correlacionaban el patrón de apego de los hijos con el patrón de apego de
sus padres, a través de la narrativa de sus historias de vida. La EAA es una
clasificación del estado mental del sujeto adulto en base a como describe
sus vínculos. Se evalúa, no lo que
cuenta el sujeto, sino como lo cuenta, como vivió el sujeto a sus figuras de
apego y las experiencias traumáticas y dolorosas.
El modo
en que los padres explicaban su historia, el sentido que daban a su pasado, era
el predictor más acertado del tipo de vínculo que tendrían con sus hijos.”
De esta nueva forma de “evaluación” podríamos
ser capaces de ver la forma en cómo se relacionan directamente padres-hijos,
ver qué tipos de padres son los que generan esa relación de apego con los
niños.
Como pudimos apreciar en este documento, es
de suma importancia el generar una relación de apego que sea satisfactoria para
el niño, ya que, de esta interacción, generaremos la personalidad a desarrollar
del niño más adelante.
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